No lo olvide Dyoo, su audaz diario cibernetico

viernes, 30 de noviembre de 2007

Abierto de San Luis - Dia 1


El tucumano tuvo una vuelta brillante en el camino a la defensa del título: marcó 63 golpes (-7) y quedó en la vanguardia en Rosario; Cabrera, Ricardo González y Vancsik, lejos Transcurrió un año desde el último Abierto del Litoral, cambiaron muchas cosas en la vida de Andrés Romero, que le dio forma a la mejor temporada de su carrera, con un notable salto de calidad. Sin embargo, el tiempo pareció detenerse entre aquella holgada victoria del tucumano y este comienzo en el Rosario Golf Club. Esa brillante victoria del Pigu en 2006 pareció prolongarse a estos primeros 18 hoyos que lo mostraron con ese ritmo y esa confianza que lo hacen temible y casi siempre inalcanzable para sus rivales. Una vuelta de 63 golpes (-7) le aseguró a Romero el liderazgo por el resto de la jornada, aunque firmó su tarjeta al mediodía, cuando todavía no habían pisado la cancha tres de las figuras de este torneo que debuta como parte del Challenge Tour: Angel Cabrera, Ricardo González y Daniel Vancsik. Segundo, con 65 golpes, quedó Ryan Carter, un zurdo norteamericano que sorprendió en la primera parte del día.

Desacomodado por el drástico cambio de horarios después de disputar la Copa del Mundo en China, con 40 horas de vuelo encima y la mente un poco saturada de golf, aún así, el Pigu es capaz producir golf de alto vuelo. "Todavía me está costando acomodar el sueño, me desperté a las 4 de la mañana y no sabía qué hacer para matar el tiempo y bajar a desayunar. Pero a pesar del cansancio en la cancha me sentí bien de entrada, con confianza en el putter, algo que para mi juego es fundamental." La clave de su estado de ánimo en la cancha parece ser el putter. Si encuentra la sensibilidad, el toque justo, marca la diferencia. El año último hizo sólo 45 putts en las dos últimas vueltas, y ayer necesitó 24 para completar los primeros 18 hoyos.

La ecuación es simple para el tucumano. Cuando falla el fairway se las arregla para controlar la pelota desde el rough, y si falla el green, su brillante manejo del sand wedge le evita riesgos o, como ayer en los hoyos 12 y 17, le permite lograr birdies embocando desde afuera. Y sobre el green tiene un ritmo que le da una alta efectividad, poco común para el jugador argentino promedio. "Es cierto que a veces hacés una gran vuelta y no sabés cómo, porque pegaste mal. Pero no es mi caso. La verdad es que me siento bien, antes de la Copa del Mundo recuperé la seguridad en el swing y con el putter, y eso se notó acá", dijo el tucumano, que logró siete birdies (11, 12, 17, 18, 1, 3, 5 y 9) y un solo bogey (2).

Cabrera, Vancsik y Ricardo González salieron a la cancha con el 64 del Pigu puesto en el tablero, y seguramente se impusieron la necesidad de hacer una buena vuelta para no perderle pisada a la importante referencia que marca el tucumano. Sin embargo, los tres parecieron contagiarse negativamente, y alternaron golpes fallidos y errores en un recorrido que estuvo lejos de ser lo que esperaba el buen número de gente que los siguió de cerca. El Pato, como siempre, no intentó encontrar argumentos demasiado rebuscados para explicar su arranque con 72 golpes: "Por cómo jugué, no estuvo del todo mal. Arranqué mal, y después se te hace muy difícil acomodarte. En la vuelta hice algunos birdies, pero pegué un muy mal drive en el 17 y terminé con doble bogey". Para el campeón del US Open, no fue un condicionamiento salir a la cancha con el score de Romero en lo alto del tablero: "No influyó para nada. No tuvo nada que ver. Son nueve golpes de ventaja y falta un año para terminar el torneo. Esto recién empieza".

Para González y Vancsik el comienzo fue peor. El jugador local peleó contra su falta de precisión durante toda la vuelta y tuvo un final de terror: tiró el drive a la calle (la pelota quedó afuera por un par de centímetros), y volvió a caer fuera de límites con el tiro al green, por lo que se despidió con 9 golpes en ese par 5 para un score de 77. El misionero hizo doble bogey en el 17 y tuvo más suerte que el correntino en el 18, porque su drive rebotó en la hilera de árboles de la izquierda y quedó en juego para que al menos cerrara el recorrido con el par y un total de 76 golpes.

Fuente:La nacion

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