No lo olvide Dyoo, su audaz diario cibernetico

lunes, 12 de noviembre de 2007

Independiente jugo un partido igual a como le fue en este torneo


Independiente empezó bien y terminó mal. Una imagen que sirve para retratar su labor en este torneo. Le ganaba fácil a Estudiantes, pero cometió errores y se entregó. No tuvo reacción y terminó por sepultar sus chances de título ante los silbidos de su gente. Un mal final para una película que había arrancado a pura ilusión. Se terminó, aunque la calculadora aún funcione. Y duele. Lo sufre Carlos Matheu aunque se refriegue la cara con las manos, como queriéndose despertar de la pesadilla. Lo padece Germán Denis que agacha la cabeza y abandona la cancha pese a ser el único que se va aplaudido en medio de una cortina de silbidos que no es de cotillón. Es demasiado real. Y los que chiflan son los propios hinchas de Independiente. Desilusionados. Los mismos a los que les retumba en la cabeza una sola pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué un equipo que se mantuvo puntero hasta la fecha 14 se quedó sin vuelta olímpica a tres partidos del final? ¿Por qué teniendo al goleador y a una de las figuras del campeonato, la corona se la llevará otro? ¿Por qué de los últimos doce puntos apenas sacó uno? ¿Por qué ya se terminó? ¿Por qué?

Independiente entró en un embudo desde la derrota con Newell´s. En una caída libre que ni el ímpetu tardío que se mostró en el Monumental pudo remontar. El llanto generalizado y el abrazo consolador entre Pedro Troglio y su ayudante de campo, Víctor Bernay, son muestras de lo que siente este plantel. Dejaron pasar la chance que tenían entre sus manos. Se les escurrió, se les desvaneció... Se fue. Y hay varias razones. Las de cassette hablan de un equipo en formación. Pero el Independiente actual, si bien tuvo algún que otro cambio de nombre, nunca volvió a mostrar esas ráfagas de hambre con las que se consolidó como líder por tanto tiempo. Y en este foco, hay que reparar en un detalle. El Rojo perdió seis partidos y en ese pool estaban los tres últimos campeones del fútbol argentino: Boca, Estudiantes y San Lorenzo. Con el condimento de que apenas sumó una unidad en los clásicos. Sí, queda Racing y la gente ya avisó: "El domingo cueste lo que cueste...". Sin embargo, será para la estadística, para las copas, por el honor...

Sin palabras. Por primera vez en 16 fechas, ayer Troglio se quedó sin palabras. La conferencia se canceló por cuestiones obvias. Las lágrimas quedaron en el vestuario, eran íntimas. Pero qué podría haber dicho el técnico si la mayor parte de las veces el mea culpa no fue tan explosivo como el inflador anímico. Y se notó. Lo que hizo con Matheu y con Denis —citado nuevamente a la Selección, el Rolfi no— no pudo repetirlo cuando había que defender la punta.

Valorable el voto de confianza para Assmann (muchas veces salvó las papas, pero en otras pecó de inexperto), Ismael Sosa, Calello, Fredes y la poca Rolfidependencia. Pero, como un adicto que no puede dejarla, el Rojo trocó su droga y se enamoró de Denis y de sus 17 goles y, también, de lo que pudieran generar Chuco y el capitán para él.

Ahora, ¿cómo se entiende que un equipo con aspiraciones no tenga volantes con llegada al gol y que, además del tridente ofensivo, sólo un defensor la emboque? Para ganar partidos hace falta meterla y para meterla, a veces, hay que cambiar la partitura. E Independiente, si bien tuvo un cuarteto inspiradísimo en la red, que sacó agua debajo de las piedras, careció de variantes. De variantes al definir, y de plantel. Porque los laterales no tenían recambio (Di Gregorio debutó en la última fecha del Clausura), porque Pusineri es más garra que otra cosa y Machín no se recuperó, porque cuando era tiempo de darle una mano al 10 con el Rengo, el DT usó a un Moreno que se había escapado a Colombia...

Esta vez, a la Cenicienta le cantaron las 12 mucho antes y, aunque quiso aferrarse a la calabaza, se cayó. El golpe duele. Y aún se preguntan: ¿por qué?

Fuente: Clarin

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