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lunes, 26 de noviembre de 2007

Boca fue superado ampliamente por Arsenal


Arsenal le ganó 2 a 1 en Sarandí y lo dejó preocupado: cada vez más lejos de Lanús y con el horizonte del Mundial de Clubes cercano y difuso Cuando parecía que Boca, al menos, había encontrado cierta estabilidad luego de los triunfos consecutivos ante Racing y Vélez, desbarrancó. Volvió a jugar mal y a perder, aunque el coraje, el empuje y el descuento del segundo tiempo maquillaron una derrota que no le dejó ningún signo positivo. Quizá la única señal haya sido el empate de Lanús, que si bien estiró la ventaja lo mantiene con vida en el mundo de las matemáticas. De todas formas, el equipo de la Ribera parece ubicarse a más distancia en el rendimiento de lo que marcan los cuatro puntos de la punta del Apertura. Arsenal le ganó por 2 a 1 y lo dejó golpeado en un presente que compromete su futuro.

El certamen local ingresó en su etapa de definición y Boca sigue perdiendo puntos. Además, con la cercanía del Mundial de Clubes, que se disputará el mes próximo en Japón, sumó confusión tanto en el sistema como en los nombres. Miguel Angel Russo ayer les dio una nueva chance a Gracián y al esquema 4-3-1-2, ante las ausencias por lesión de Cardozo y Banega. No pareció una mala decisión, aunque sí quedó bajo la lupa -otra vez- la inclusión de jugadores como Ibarra, Alvaro González y Morel Rodríguez, que venían de un gran desgaste físico con sus seleccionados por los encuentros de las eliminatorias.

Arsenal utilizó el encuentro de ayer como un ensayo para la final con América de México, por la Copa Sudamericana, y se hizo fuerte con la fórmula que más le gusta. Solidez defensiva, inteligencia para manejar el balón y rotar jugadores y la pelota parada. Boca pareció desconocer los méritos del rival desde el pizarrón y patinó desde el inicio: nunca resolvió la doble zona de tres jugadores que le ubicó Alfaro en cada tiro libre. Así, con centros y más centros, creció la figura de Mauricio Caranta ante la pasiva mirada de los sus defensores. El arquero salvó su arco con una triple tapada (primero a Calderón, luego a Yacuzzi y acto seguido a Mosquera), pero en la acción inmediata Calderón envió un centro que fue cabeceado en soledad por San Martín para el merecido gol. Mosquera ganó en ataque y en defensa. Como todo Arsenal. Sorprendieron las flaquezas defensivas xeneizes, sobre todo con centrales altos como Maidana y Paletta. Eso nunca se corrigió. Porque sólo Caranta evitó la goleada y arriba, entre la falta de ideas de Gracián, González y Palermo, sólo Palacio levantó las banderas de un conjunto herido en su orgullo.

Papu Gómez, una pesadilla para Paletta y Morel Rodríguez, se animó con su 1,64m y, de palomita , aprovechó un centro de Cristian Díaz tras una buena acción de Calderón para ampliar la diferencia en el final del primer tiempo. Boca tiene altura, pero algo anda mal en el trabajo aéreo ya que siete de los 15 tantos que recibió en el Apertura fueron de cabeza. Pese al 0-2, Caranta seguía como hombre destacado, una prueba del tembladeral que era el equipo.

Russo intentó un golpe de timón y realizó tres cambios en el entretiempo, algo poco habitual, pero fue un reflejo de su enojo. Bueno aportó la voluntad y el sacrificio que le faltó a Gracián y con su empuje Boca descontó, en uno de los pocos descuidos de Mosquera. Russo dijo que Battaglia salió por un golpe, ahora ¿Ledesma no merecía continuidad luego de días sin competencia? ¿No convenía sacar un defensor central y dejar un volante para buscar superioridad numérica sobre la zona media de Arsenal, ya que el DT dejó cuatro defensores para un delantero y medio? Son decisiones que hay que respetar, aunque pueden no compartirse.

Lo cierto es que Boca avanzó con más voluntad que juego y atacó, pero se impuso en mayor medida por el excesivo retroceso de Arsenal (terminó con un esquema 6-4-0, sin delanteros) que por méritos propios. Quizás algún centro terminaba en el 2-2, pero no sucedió y, al fin y al cabo, no hubiera modificado el análisis. Boca sufrió por las ausencias de Cardozo y Banega, que venían en ascenso, pero se mostró demasiado vulnerable y los cambios respondieron más a manotazos de ahogado que a situaciones planificadas. Así esta Boca: con pasaporte en mano, pero confundido y sin identidad.

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